El Viernes Santo en Semana Santa en Esquipulas se vive con fe.
Viernes Santo es una de las principales celebraciones de la religión del Cristianismo, dentro de la denominada Semana Santa. Este día se recuerda la Muerte de Jesús de Nazaret. En este día, la Iglesia Católica manda a sus fieles guardar ayuno y abstinencia de carne como penitencia. Multitudes de feligreses acompañaron a la procesión del Santo Entierro que partió como a eso de las 16 horas de la parroquia Santiago de Esquipulas y recorrió las principales calles y avenidas de nuestra ciudad. Varios altares y alfombras fueron realizados por peregrinos que vienen a tierra santa durante esta fecha de la semana Mayor.
En la religión católica siguiendo una antiquísima tradición, en este día no se celebra la Eucaristía y se venera la Cruz. En lugar de la Misa, se celebra la «Liturgia de la Pasión del Señor» a media tarde del viernes, de ser posible cerca de las tres de la tarde, hora en la que se ha situado la muerte del Señor en la cruz. Por razones pastorales puede celebrarse más tarde, pero no después de las seis. El sacerdote y el diácono visten ornamentos rojos, en recuerdo de la sangre derramada por Jesucristo en la cruz. Los obispos participan en esta celebración sin báculo y despojados de su anillo pastoral. Al momento de la veneración de la santa cruz, irán descalzos. Antes de iniciar la celebración, el templo se presenta con las luces apagadas, y de no ser posible, a media luz. El Altar (y los laterales) se encuentran sin manteles ni adornos, mientras que a un costado de éste, ha de disponerse un pedestal para colocar en él la santa cruz que será ofrecida a veneración.
El comienzo de esta celebración es en silencio. El sacerdote se postra frente al altar, con el rostro en tierra, recordando la agonía de Jesús. El diácono, los ministros y los fieles se arrodillan en silencio unos instantes. El sacerdote, ya puesto de pie, se dirige a la sede donde reza una oración (a modo de oración colecta). En seguida, estando los fieles sentados, se proclaman dos lecturas, la primera del profeta Isaías (el siervo sufriente) y la segunda del apóstol San Pablo, intercaladas por un salmo («Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»). Después de la segunda lectura, sin aclamación, se proclama el relato completo de la Pasión según San Juan, en cuya lectura participan varias personas, leyéndose los papeles de Jesús (por el diácono o el sacerdote), el cronista por una persona y el Sanedrín (las personas que aparecen en el relato) por otro, siendo un seglar el que informa de lo que se va a ir realizando a lo largo de ésta celebración, al igual que en el día anterior. La homilía es algo más breve de lo habitual debido a lo extenso del Evangelio. CLICK AQUI PARA VER GALERIA DE FOTOS