Buscando víctimas tema de Guilver Salzar
ANÉCDOTAS Y REFLEXIONES DE FIN DE SEMANA
Buscando víctimas tema de Guilver Salzar
Durante los dos últimos años que trabajé como maestro de la Escuela Pedro Nufio, dada la ola delincuencial que se empezaba a sentir en esa época, se hizo necesario que el personal docente, de dicho centro de estudios, se organizara en grupos de vigilancia, para controlar no solo el ingreso y egreso de las alumnas sino también el de padres de familia y personas ajenas. Cada uno de estos grupos se apostaba en los dos portones principales, por la mañana y a medio día, durante una semana.
Pues bien, sucedió que un día de tantos, cuando me encontraba ubicado en el portón que colinda con la séptima avenida, y estando a pocos minutos de sonar el timbre para despedir a las alumnas, pude darme cuenta que, por el otro portón que colinda con la décima calle, había ingresado tres patojas que oscilaban entre las edades de quince a diecisiete años, acompañadas de una mujer adulta. Entre las patojas iban dos que habían estudiado en dicha escuela. Y aunque no estaba permitido el ingreso de personas extrañas, todos los maestros que hacíamos guardia en dicho portón, nos imaginamos que se trataba de familiares de alumnas que llegaban a traerlas, y que esta circunstancia había sido motivo suficiente para no negarles la entrada.
Casi al mismo tiempo del ingreso de aquellas cuatro personas, el timbre sonó, por lo que abrimos de inmediato el portón, dejando salir al grueso de alumnas que permanecía en fila.
Dos minutos después, notamos que una de las alumnas de sexto grado venía llorando, lo que nos pareció extraño. De inmediato, nos dirigimos a ella, y al interrogarle sobre el motivo de su llanto, nos indicó que una de las patojas que había ingresado, la estaba induciendo a prostituirse en un bar cercano, amenazándola con hacerle daño si no se presentaba por la tarde a dicho lugar.
Esta situación nos obligó a buscar a las intrusas y a conminarlas a abandonar el Establecimiento, haciéndoles responsables de lo que le sucediera a dicha alumna. Luego, llamamos a la madre de la niña amenazada, y le pusimos al tanto de todo lo sucedido.
Las preguntas que vinieron a la mente, en ese momento, fueron: ¿en dónde estaban los padres de familia de estas jovencitas, que burlaron la vigilancia para cometer este ilícito? ¿Estarían enterados de lo que sus hijas andaban haciendo? ¿Les preocupará la actitud de sus hijas, o les dará igual?
Sobre la violencia y la delincuencia juvenil se han llevado a cabo muchos foros, seminarios y charlas, y la conclusión final es que, los grandes responsables de que los jóvenes se vean involucrados en este tipo de situaciones, son los padres de familia, que en su mayoría, no saben dónde andan sus hijos, con quienes se juntan, y qué es lo que hacen. Otra cosa sería, si se preocuparan por los anteriores aspectos, y además, les dieran amor, les inculcaran el respeto y la responsabilidad, y les condujeran por el camino de la espiritualidad, para amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como Dios lo hizo con cada uno de nosotros.