Amigos a toda prueba. Tema escrito por Guilver Salazar
ANÉCDOTAS Y REFEXIONES DE FIN DE SEMANA
Amigos a toda prueba. Tema escrito por Guilver Salazar
¿Ha conocido usted a dos personas cuya amistad sea a toda prueba? Me imagino que sí, aunque algunos consideran que actualmente, ésta es “una especie en peligro de extinción”.
Respecto de esto, déjeme contarle que, hace ya algunos años, vivieron en Esquipulas dos amigos de este calibre. Actualmente, ambos radican en los Estados Unidos. Me imagino que al mencionar sus nombres usted dirá: ̶ ¡Ahhhhh, pues sí! A ellos yo los conocí.
Estos dos buenos amigos eran Marcial Vega y Héctor Cruz. Los dos eran sastres y vivieron en la Calle Real, muy cerquita de donde hoy se ubica Restaurante “El Piqué”. Y quienes tuvimos la suerte de relacionarnos con ellos, cotidianamente, pudimos observar el gran aprecio que sentía uno por el otro. Si Marcial o su señora preparaban alguna comida, inmediatamente la compartían con su amigo y su familia, y viceversa. Era común verlos caminar juntos, salir de paseo juntos y realizar juntos actividades como la actuación.
Hay muchas anécdotas que contar sobre estos dos personajes. Pero hay una en particular que me causó mucha gracia, y que deseo compartirla con todos los lectores de este segmento.
En una ocasión, Héctor había cortado, en el patio de su casa, una cepa de guineo que ya no producía fruto. Pero ese día no pasaba el camión recolector de basura, por lo que optó por dejarla en el patio para “echarla” otro día al camión. Sin embargo, ya entrada la noche, y recordando a su buen amigo Marcial, decidió jugarle una bonita broma. Sacó a la calle la cepa de guineo y, recostándola sobre la puerta de su vecino, quien ya se encontraba “por el segundo sueño”, regresó a su casa con una sonrisa de oreja a oreja, al imaginar lo que iba a suceder cuando Marcial quisiera salir a la calle.
Y efectivamente, a las seis de la mañana del siguiente día, cuando Marcial abrió dicha puerta, se llevó tremendo susto cuando vio que la cepa se le venía encima. Como pudo, logró sostenerla, y con dificultad arrastrarla hacia el corredor exterior.
Naturalmente, Marcial no dijo nada, pero ya sabía de dónde provenía aquella broma.
A la hora del medio día, las esposas de ambos se intercambiaron alimentos, aprovechando para comentar, entre sonrisas y carcajadas, la bromita que Héctor le había hecho a su mejor amigo.
Las horas de ese día fueron pasando lentamente. Pese a ello, Marcial esperó con paciencia a que entrara la noche. Y cuando consideró que Héctor y su familia ya estaban durmiendo, salió a la calle llevando en mano un pedazo de alambre de amarre y un alicate. Tomó las dos argollas que tenía la puerta exterior de la casa de Héctor, y que servían para fijar el candado cuando salía fuera de Esquipulas, y entorchando bien el alambre, regresó a su casa con una enorme sonrisa de satisfacción, sabiendo que al amanecer, su amigo se vería en serios problemas, ya que la puerta que había amarrado era la única que le permitía a Héctor y a su familia salir a la calle.
A la mañana siguiente, cuando Héctor quiso abrir la puerta, se dio cuenta que era imposible lograrlo. Y sabedor de que era la respuesta de su amigo, a la broma que él le había hecho con la cepa de guineo, no le quedó otra opción que gritarle a Marcial, suplicándole que le hiciera el favor de abrirle la puerta. Por su parte, Marcial no paraba de reír, y después de unas dos horas de oírlo gritar, se dirigió a la puerta a quitar el alambre.
A medio día, los dos amigos y sus familias se juntaron en casa de Héctor, para compartir un delicioso caldo de mariscos y un par de traguitos, y en donde, a la par de otros bocadillos, no faltaron las carcajadas de ambos al recordar: la cepa de guineo y el alambre de amarre.
Dicen que un amigo significa para otro, lo que las palabras no pueden expresar. Pero este es solo uno de los muchos pensamientos que existen sobre la amistad. Sin embargo, definir a los amigos es muy fácil, lo difícil es poder dar un ejemplo concreto de su existencia. Pero en esta ocasión, según lo narrado, no nos queda ninguna duda de que Marcial y Héctor eran: amigos a toda prueba.